En el momento en el que me di cuenta de que estaba hablando con un pez martillo, me percaté de que todo era un sueño. Me costó ubicarme y salir del loco ensoñamiento. Arrastrándome por la cama, busqué el cuerpo de Vera, pero ésta ya no estaba allí.
Di la luz de la mesilla y observé que eran las 03:51 de la madrugada. Sentado en la cama, bostecé y estiré mis brazos hasta notar esa grata sensación después de que los huesos han crujido. Luna estaba tumbada en el pie de mi cama, me miraba con sus ojos entrecerrados.
Me lavé la cara y me vestí rápidamente. Tomé mi equipo fotográfico, un chubasquero y un brik de yogurt líquido de plátano. Despedí a Luna con una caricia en su lomo y bajé los dos pisos por las escaleras.
No llovía tanto como pensaba pero a medida que caminaba por las solitarias aceras, me di cuenta de que la llovizna calaba más de lo que, en principio, parecía. Pensé en Vera y me preocupé.
Miré mi reloj; las 04:22 am. La ciudad dormía y yo vagaba por las calles abatido, quizás porque en apenas cuatro horas, estaría surtiendo combustible en la gasolinera donde trabajo. A pesar de mi diplomatura en periodismo, llevo más de un año en una estación de servicio en la que me pagan una miseria pero, con un poco de suerte, todo cambiaría en poco tiempo.
Situado en una polvorienta galería, en lo más alto de una ruinosa fábrica abandonada, pude observar a los sonambulistas. Esta vez eran quince, dos más que el otro día. La tenue luz de las farolas de la calle se colaba por los amplios ventanales. Miré mi reloj; las 04:38 am. Extraje mi máquina fotográfica de la funda y me dispuse a tomar fotografías. Los quince artistas, formaban una hermosa figura floral que conseguían entremezclando sus brazos y piernas, con una flexibilidad sobrehumana. Yo no podía dejar de fotografiar esa hermosa estampa. Observaba con todo detalle los bellos y armoniosos movimientos coordinados, complicados ejercicios que parecían ser ejecutados por profesionales muy dados en aquel arte. Localicé a Vera y aumenté el zoom pudiendo ver su cabello mojado por la lluvia. Sin duda la más bella. Su pijama rosado y sus zapatillas de estar en casa no conseguían arrebatar ese glamour que le caracterizaba. Entonces, de repente, me empecé a sentir culpable, como casi todas las noches en las que fotografiaba. La imagen de aquel día en la clínica, me vino a la cabeza:
-Doctor, ¿como podemos combatir este trastorno?- Vera preguntó desesperada.
-Es complicado señorita Vera. Si me comentan que sus vecinos la vieron trepando por su patio interior como si se tratase de una funambulista, lo más seguro y preciso, será que cada noche, selle con seguridad las ventanas y la puerta de su casa.
-¿Eso es lo único que se le ocurre decirme?, ¿que me cierre cada noche en mi casa?-Vera se puso nerviosa y comenzó a llorar.
-Tranquilícese. Su grado de sonambulismo es muy alto y, hoy por hoy, no existe en la medicina nada capaz de paliar este trastorno. Quizás sea su pareja la que más le pueda ayudar. - El médico me miró como si yo tuviese la solución. Vera me tomó de la mano y, equivocadamente, confió en mí.
Cuantas más fotos disparaba, más arrepentido me encontraba. Pero de inmediato, me acordaba del olor a gasolina y entonces se esfumaba mi desánimo y enfocaba de nuevo con mi Reflex CX-01 una y otra vez intentando mejorar los planos. Quería dejar mi empleo y esta oportunidad, no podía desaprovecharla.
"Sonambulistas, los artistas durmientes", así denominaría a mi proyecto fotográfico. Un proyecto que me lanzaría hacia el siempre deseado mundo del periodismo y de la fotografía. Si todo sale como espero, Vera dejará de trabajar en ese horrible y sucio supermercado en el que su salario y horario son más que un desastre.
El número de sonambulistas creció hasta la veintena. Miré mi reloj; las 05:29 am. Estos comenzaron a ascender ágilmente subiéndose unos encima de otros. Formaban una pila con sus propios cuerpos hasta casi elevarse a la altura de la galería donde yo me encontraba. Las fotos me estaban quedando realmente bellas. Los artistas durmientes trepaban y seguían ascendiendo hasta que Vera, la más menuda de todos, escaló hasta la cúspide de este obelisco humano. Yo fotografiaba sin cesar, aquello era maravilloso. De repente, Vera se dejó caer desde lo más alto a la vez que se sujetó a una vieja cadena que emergía del techo de la vieja fábrica. Yo me sobresalté y grité, pero, cuando ví que Vera había empezado a balancearse agarrada a la cadena, continué disfrutando de aquel espectáculo sin dejar de fotografiarlo. Solo podía pensar que, en otra vida, Vera había trabajado en un circo; la soltura y la habilidad con las que actuaba eran realmente fabulosas y en ningún momento se veía indecisión alguna en sus arriesgados movimientos. El ruido de la oxidada cadena alteró el silencioso ambiente del lugar y la velocidad y destreza con la que Vera se columpiaba desde un extremo a otro de la fábrica, eran realmente sorprendentes. En uno de esos “vaivenes”, Vera soltó la cadena y cayó sobre el obelisco humano que permanecía a la espera de ese momento. Seguidamente los sonambulistas, con gran organización, empezaron a descender velozmente hasta que permanecieron todos en el suelo. Algunos de ellos se fueron del lugar, sin más, sin hablar. Otros quedaron allí, realizando volteretas y malabares con botellas de cristal. De repente, pude observar como Vera salía de la fábrica. Guardé mi cámara y fui a su encuentro.
Aún llovía y Vera caminaba por una angosta acera. A pesar de que la ciudad aún no había despertado y que el tráfico era casi inexistente, yo me mantenía cerca de ella, sin alejarme, velando porque no la ocurriera nada, pero sin llegar a irrumpir en su ángulo de visión. Si en ese momento Vera despertaba y se encontrara junto a mí, en esas calles, a esas horas y con ese mal tiempo, la situación se complicaría demasiado.
Miré mi reloj; las 06:03 am. Poseída por su sueño, Vera sacó una llave de algún lugar de su pijama y accedió a nuestro hogar. Seguidamente, entré yo. Lo hice de la manera más sigilosa. Colgué el chubasquero y me dispuse a cerrar la puerta con las llaves de seguridad. Lo intenté hacer con el mayor cuidado y sin hacer ruido pero de repente miré hacia el salón y Vera me observaba con cierto desconcierto.
-¿Por qué estoy totalmente empapada?- dijo nerviosa.
-Estoy comprobando que la puerta está bien cerrada. –dije yo, haciendo algo de tiempo para poder pensar algo.
-¡Pero Dios mío! ¿Por qué estoy así de mojada?- volvió a prenguntar desorientada.
-Tranquila cariño. Te has levantado, has ido al baño y te has duchado con el pijama. – dije improvisando. -Lo siento, yo dormía profundamente y no pude hacer nada. Cuando me he despertado ya era tarde.
La conmoción y el trastorno del momento, la habían cegado y mis ropajes, sorprendentemente, pasaron inadvertidos. Vera tapó su rostro con sus manos y comenzó a llorar. Yo aproveché y accedí rápidamente a mi habitación para ponerme el pijama. Luna estaba allí. Me maulló según atravesaba con gran equilibrio el estrecho radiador de mi habitación. Entonces yo la observé y no pude otra cosa que preguntarme:
-¿Estará dormida?
Para Bárbara,
por su vigésimo cumpleaños
La brillante fruta
Hace 4 semanas
42 comentarios:
Seguro que alguna vez te has cruzado por la calle con alguien que está dormido.
Sonambulistas te cuenta la historia de Vera, una joven cajera de supermercado que, en sus noches libres, se dedica a otros quehaceres.
“El arte de los que duermen”
maikel!
como siempre sensacional!
muchas gracias por este relato, el mas especial de todos!!!
un besotee!
jajajaja .... ayer mismo me conecte a tu blog y pense: "esta tardando muxo en escribir un nuevo relato" y aora en cuanto e recibido tu email mira lo que e tardado en leerlo ^^... Un saludo tio!!!! nos vemos
Muy buen relato, sé lo recomendaré a un buen amigo sonámbulo, seguro que él también tiene unas historias maravillosas en sus paseos nocturnos..jejeje
Un saludo.
Interesante relato felicitaciones
Genial, Miguel
Como siempre, me ha encantado
QT
Bellisimo, me encantó, pero el caballero un poco egoista, pobre Vera! El relato magistral, besos tía Elsa.
totalmente absorbente... me ha encantado
tus artistas durmientes son fastuosa fantasía
saludos
Escribís muy bien y esta historia lo confirma. Buen tema y me encantó. Un saludo. Magda
Maravilloso!!
leyendote me has inspirado
he escirto un poema sobre tu historia, espero no te moleste, si asi fuera dimelo y lo borro de inmediato
podras verlo si te apetece en:
http://catmangirona.blogspot.com
saludos
genial!
Pero hay una cosa que no me cuadra en la historia: pobre mío el protagonista si cree que podrá ser periodista haciendo fotos maravillosas... jeje... ;p
Me ha gustado el relato, quizás el final no me cuadra demasiado... perdona si te molesta ;p
un beso!
holis!porque te tardaste tanto en escribir...lo haces excelente....
da gusto leerte...hazlo más seguido...
la historia genial...una maza...
cuántas veras....cuántos como él....
bello....
gracias.
besotes y abrazos de oso.
silvia cloud
Yo me he cruzado con muchos que están dormidos en vida...
Y es curioso como muchas veces no nos queda otra que confiar en otras personas, sin saber exactamente lo que pueden hacer por nosotros...
Besicos
Me ha gustadio tu relato, lo he leído con mucho interés, me parece muy fluído e interesante. A veces es difícil ayudar a las personas, aunque se las quiera, en ocasiones lo mejor es quitarle importancia a ciertas cosas, y si se puede, aceptarlas.
Un abrazo.
El primero de tus cuentos que tengo el placer de leer y déjame decirte que me ha agradado bastante.
Saludos.
Muy buen relato y buena técnica.
Enhorabuena
sublime.Es bello el cuadro de los relatos dibujados desde la complicidad y el silencio.En la cadencia de la lluvia , el movimiento de viento.
Saludos
Me gusta tu blog, es lo primero que leo tuyo y me ha encantado.
Un besito Rosario
Hola Miguel Ángel
Hoy he venido a invitarte con especial motivo para que me acompañes esta semana que dedico a la lectura de las letras Argentinas. Espero que lo que esté leyendo te guste tanto como a mí. Espero como siempre tu visita, tus opiniones y comentarios.
Saludos desde Mérida, Venezuela. Jabier.
holis!paso para leerte siempre....me gustan tus frases diarias....
suerte,besotes.silvia cloud
Bárbara? Vinte anos? Ninguém tem vinte anos...
Bem escrito!
Abraço.
António
Esta vez he tardado en leerte, pero no estaba dormido, no. Es que no tenía tiempo. Espero ya el siguiente bien despierto.
Un abrazo.
Me gusta mucho tu relato...
hola!pase avisitarte.en mi blog hay algo para vos.
besotes!!!
silvia cloud
Acabo de votar a este cuento como excelente porque me ha encantado por su realismo onirico...
Bss
Un excelente relato. Saludos.
HOLA,MIGUEL.
TENGO UN DESFIO PARA TI EN MI BLOG, SE TRATA DE ESCRIBIR UNA CITA EN TU BLOG DE UN LIBRO, PASATE POR MI BLOG Y DESCUBRE DE QUE SE TRATA. POR CIERTO TU BLOG ES MUY LINDO, ME GUSTA LEERTE. TIENES MUCHO TALENTO.
UN SALUDO DE ESTA SORIANITA.
No me extraña que no encuentres ninguna poesía en los durmientes que encuentras camino al edificio donde curras. Los durmientes de aquí suelen dejar de soñar y mucho menos se aventurarían a convertirse en artistas del aire.
Un abrazo
Amigo, llevaba ya tiempo sin pasarme por aquí, discúlpame por ello, pero ando d tiempo como de cortijos...
Veo que siguescomo siempre, con tus genialidades...
saludos!
Que bonito :)
Saludos, fantástico relato, tienes mucho arte ;)
Lo has contado tan bien que ni siquiera hace falta que enseñes las fotos. Eso sí, procura construirle una red para que no corra peligro con sus sueños. Encantado de leerte. Saludos
Una historia muy original y escrita con sencillez. No pude dejar de leer. Me gusto,saludos
Hola!
Es la primera vez que paseo por tu rincón, espero no te moleste ^^ . Desde la primera palabra, este relato me ha engullido; me he dejado llevar como si yo fuera el fotógrafo y después cambiaba a algún sonámbulo circense... he volado estando en tierra.
Un besito de gato! ^^
fabuloso!!!
Es la primera vez que encuentro alguien cercanito a mi tierra, soy de Valladolid.
Encantada de verte, te leere con calma.
Un cordial saludo.
Rocío
Leerte sea la epoca del año que sea hacen que todos los dias sean Navidad. Gracias por transportrarnos tan facilmente a los sueños!!!
Felices fiestas
Joe Gonza!sabía que eras un tío imaginativo, pero no sabía que escribieras tan bien.Mi más sincera enhorabuena.
Me gustó!!
hola que tal! estuve visitando tu blog y me pareció interesante, Me encantaría enlazar tu blog en los míos y de esta forma ambos nos ayudamos a difundir nuestras páginas. Si puedes escríbeme a ariadna143@gmail.com
saludos
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